sábado, 22 de octubre de 2011

Intensa actividad geológica en el subsuelo sin efectos importantes en la superficie

Existen muy pocos lugares en el mundo donde la actividad dinámica que acontece debajo de la superficie de la Tierra pase desapercibida. Volcanes, terremotos e incluso súbitas elevaciones o hundimientos del terreno son resultados visibles de la agitación de las profundidades. Pero, según una investigación realizada por sismólogos de la Universidad Estatal de Arizona, la actividad dinámica de las profundidades no siempre se expresa en la superficie.

Foto: J.D. West, Silverheels Photography
La Gran Cuenca en el oeste de Estados Unidos es una región desértica que apenas experimenta cambios importantes en su superficie. El área consta de pequeñas cordilleras separadas por valles y abarca la mayor parte de Nevada, la mitad occidental de Utah y porciones de otros estados vecinos.

Durante decenas de millones de años, la Gran Cuenca ha estado experimentando el estiramiento de la corteza terrestre. Mientras estudiaba este estiramiento en la región, el geólogo John West de la Universidad Estatal de Arizona quedó sorprendido al encontrar que algo inusual existía debajo de la superficie de esa área.

West y sus colegas descubrieron que algunas porciones de la litosfera se habían hundido dentro del manto superior, más fluido, por debajo de la Gran Cuenca, y habían formado una gran burbuja cilíndrica de material frío, a gran profundidad bajo la zona central de Nevada.



Fue un descubrimiento muy inesperado en un lugar que no mostraba cambios significativos vinculados a los procesos del subsuelo y manifestados en la topografía de la superficie o en una actividad volcánica.

West comparó sus resultados inusuales del área con modelos de tomografía axial computerizada del interior de la Tierra realizados por el geólogo Jeff Roth, también de la Universidad Estatal de Arizona.

Los resultados de la investigación proporcionan importantes conocimientos sobre los procesos de convección del manto, y sus posibles conexiones con el vulcanismo y la formación de montañas en la superficie de la Tierra.

Las imágenes sísmicas de la estructura del manto debajo de la región proporcionaron evidencias adicionales, mostrando una gran masa cilíndrica de 100 kilómetros de diámetro y 500 de altura.

Al principio, el equipo no pensó que aparecerían señales visibles en la superficie, por sutiles que fuesen. Pero resultó que hay un área, de hecho la única en la Gran Cuenca, que actualmente experimenta un proceso de contracción.

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